21 de diciembre de 2012

Capitulo 5.

Pedro.
Estaba listo para dar el gran paso, para pedirle a Pau que sea mi esposa. Estoy seguro de lo que quiero y de lo que siento por ella, la amo. La amo más que a nada en este mundo. Ella es mi alegría, mi sonrisa, ella esa la que me enseño a ser fuerte, a ignorar a esa gente que solo quiere hacernos daño. Me enseño a nunca darme por vencido. Ella me enseño lo que es la vida, me devolvió las ganas de amar, de ser feliz.
Ella es como una canción, no puedo hacer que se borre de mi mente. Paula es mi sol, mi luna. Es mi noche, mi día. Paula es parte de mi vida, es lo único que necesito, necesito pasar el resto de mi vida junto a ella. ¿Desesperación? No, es amor. La amo, no puedo negar estos sentimientos. No puedo vivir si ella no esta junto a mí, siento que mi vida no tiene sentido sin ella, siento que los días son oscuros, que las flores se marchitan. En definitiva no siento nada.
Nos sentamos en el piso, como aquella vez donde nos prometimos amarnos para toda la vida.
Ella estaba enfrente mío, su mirada brillaba, sus ojos me hipnotizaban, es algo que me vuelve loco.
- ¿Te acordas de este lugar? -pregunte, mirándola a los ojos. Ella asintió-  Acá fue donde nos prometimos amarnos -dije, y una sonrisa apareció en su rostro.
- Para toda la vida -agrego, con una sonrisa aún más grande en su rostro-
- Para toda la vida -repetí y pose mis labios junto a los suyos.
- ¿Puedo preguntarte algo? -dijo ella, separándose de mi.
- Lo que usted quiera señorita -ella río, ya les dije que amo su risa?
- ¿Por qué volvimos a este lugar? -mirando a su alrededor.
- Tranquila los árboles no muerden -dije, recordando una frase de aquella vez.
- Ya supere ese miedo señor Alfonso -dijo segura, me causo tanta gracia lo que decía.
- Muy bien, así me gusta -reí- ¿ Queres saber para que estamos acá? -sonrío, y asintió  Sabía que por dentro estaba muriendo de intriga, es Paula- Quiero que renovemos nuestra promesa, que la hagamos más poderosa, más fuerte.
- ¿Y eso como sería?
- Quiero preguntarte algo, pero quiero que sea distinto a todo lo demás, especial, sin papeles, que solo importen nuestros sentimientos
- ¿Qué clase de pregunta? -dijo ella, algo confundida. Lo podía ver en su rostro.
Mi corazón comenzó a latir rápidamente, estaba por declararme frente a la mujer que amo. Mis manos comenzaron a sudar, mi voz se entrecortaba. Su mirada me inhibía, me hacía sentir inseguro pero a la vez más seguro que nunca, que contradicción ¿No?. Mis sentimientos eran un torbellino, mi corazón se aceleraba cada vez más, quería gritarle a la cara que la amaba, pero me daba miedo su respuesta. Hace tres años que estamos juntos, convivimos y juntos criamos a Paz, nuestra hija, aunque esto es distinto, y me da miedo, miedo que ella no se sienta capaz de dar ese paso, pero no puedo seguir guardando este sentimiento.
- Pau -tome aire, y luego suspire- Vengo pensando mucho tiempo esto -su mirada se volvía confusa, y a la vez notaba algo de preocupación, me asuste, lo admito- Planeando la manera de decírtelo  de pedírtelo -volví a suspirar- ¿Queres ser mi esposa? -dije, y saque de mi pantalón  un anillo plateado y en el grabado su nombre y el mío.
Mi corazón se detuvo, su respuesta no llegaba, empece a preocuparme. Mil dudas comenzaron a aparecer, quería salir corriendo de allí.
- Pe.. -dije, y ella coloco su dedo sobre mi boca, para que calle.
- No digas nada Pedro, no digas nada -dijo ella, y sonrío.
Su sonrisa, me devolvió la tranquilidad que había sido arrebatada hace cinco segundos atrás.
Ella no hablaba, eso me hizo vacilar, nuevamente. El silencio nos invadió, una lagrima recorrió su rostro, la seco rápidamente para que no me diera cuenta, pero fue muy tarde, ya lo había notado. La mire, y con su mirada, aún deslumbrante, pregunto.
- ¿Me amas? - Me dijo, algo ingenua, pero segura de su pregunta.
¿Me lo preguntaba enserio? ¿Acaso creía que no la amaba? Su mirada era tan transparente, que pude notar que lo que buscaba era la verdad.
En su pregunta no buscaba una respuesta cualquiera, sino una que la haga sentir segura del paso que va a dar, buscaba mi palabra, mi sentimiento.
Coloque mis manos sobre sus mejillas, rojas y calientes, y la mire a los ojos, ella sostuvo mi mirada. En ese momento de mi boca empezaron a salir palabras, las primeras las controlaba pero las demás no. No sabía que decía, ni lo que hacía, solo daba paso a mi corazón, a lo que el sentía.

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GRACIAS A TODOS POR LEER.
Aprobe ingles asasdaf.

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