26 de diciembre de 2012

Capitulo 7.

Paula.
Desperté, mire a mi derecha y allí estaba él. Acaricie lentamente su rostro, y luego deposite en sus labios, un beso fugaz y tierno.
Me quede unos cuantos minutos allí, observando y admirando cada detalle de su rostro, como si fueran desconocidas para mí. Me transmite tanta tranquilidad mirarlo, y sentirlo a mi lado: Sentir y saber que sus brazos son mi protección, sentir que me ama, cada una de sus palabras me lo demostraban, cada una de sus acciones me demostraban que yo soy importante para él.
Mire mi mano, y puede observar ese detalle, ese pequeño pero a la vez enorme detalle, el anillo que nos une para toda la vida, no importa lo que pase, siempre juntos, siempre.
Acaricie su rostro, nuevamente, y luego me quede observando el techo.
Cuando le pregunte si me amaba, no fue porque no sintiera que él no me amara, ni fue inseguridad, solo que necesitaba saber que era yo para su vida, y saber si él estaba seguro de lo que estaba haciendo. No es cualquier cosa lo que me propuso, es algo importante y si él no esta seguro no sirve, no quiero que se sienta obligado a pedirme algo que tal vez no sienta, y no quiera. Pero sus palabras me demostraron todo lo contrario, me demostraron de que él me ama, y es capas de dar todo por mi, como yo daría todo por él, me demostró que me ama con locura, como lo amo yo a él.
Él es el hombre que me hace feliz, que al mirar sus ojos sigo sintiendo ese cosquilleo en mi estomago, que al escuchar su voz, instantáneamente, una sonrisa aparece en mi rostro. Él es el hombre con el que quiero pasar el resto de mi vida, no importan los papeles, ni los anillos ni nada, solo que estemos juntos, amándonos, cuidándonos como lo prometimos.
Sentí un fuerte dolor en el pecho, eso me saco de mis pensamientos. Luego sentí un fuerte dolor en la nunca, me levante de la cama, seguro que el dolor es porque no dormí bien, si seguro que es por eso.
Me dirigí al baño, abrí la canilla del agua fría, y me refresque la cara para que el dolor pasara, o por lo menos que disminuyera un poco.
Me senté en el sillón, espere unos minutos pero el dolor seguía y aún más fuerte. Decidí tomar unas pastillas que eran para el dolor de cabeza, espere, espere y espere y el dolor comenzó a irse, a calmarse.
Me quede sentada allí, hasta que sentí su voz.
-¿Qué pasa mami? -dijo Paz, mientras se sentaba a mi lado.
- Nada princesa, nada -dije, y acaricie su cabello.
- ¿Segura?
- Si mi vida, solo me duele un poco la cabeza, pero no es nada
- ¿Acá? -dijo, tocando mi frente.
- Si, creo que si me das muchos besos acá -señalando mi frente- puedo curarme
- ¿En serio? -asentí- Bueno -dijo ella y sonrío.
Comenzó a darme besos en la frente, yo la abrace y comencé a hacerle cosquillas. La amo tanto, nose que haría sin ella en mi vida.
- Basta mami, quiero preguntarte algo -dijo, y yo frene.
La mire, me asombra la forma en la que ella habla.
- ¿Qué paso princesa? -dije, mientras ella se sentaba en mis piernas y tomaba mi cara, con sus manos.
- Hoy ¿Quién va a buscarme al jardín? -pregunto, seria.
- ¿Por qué?
- Porque quiero saber -inclino sus hombros hacia arriba.
- La abuela -dije, y reí.
- aah, ¿Me voy a dormir a su casa?
- Si, ¿Queres ir?
- Si -sonrío- ¿Va a estar mi tía Delfi?
- Si, va a estar ella, y creo que Gonza -ella sonrío- ¿Vamos a cambiarte?
- Vamos mami.
Nos levantamos del sillón, y nos dirigimos al cuarto de ella. Tome del ropero unas calzas negras, una blusa celeste, y unas zapatillas blancas. Ella se vistió sola, y encima de su ropa le puse el camisolin del jardín.
Volví a sentir un dolor fuerte en la cabeza, pero no le di mucha importancia, no quería arruinar este día.
Sentí que alguien me abrazo por detrás, me di vuelta y me encontré con su hermosa sonrisa.
- Buen día reina -dijo, y beso mis labios.
- Buen día amor -dije- ¿Cómo dormiste?
- Bien, ¿Vos?
- Bien -dije y el frunció el ceño
- ¿Segura? te levantaste muy temprano, y no parabas de moverte
- Si, en serio. Es que no tenía más sueño gordo, por eso.
- Bueno -me abrazó, y luego fue saludar a Paz.
- Buen día princesa
- Buen día papi -ella beso su mejilla.
Me da tanta ternura verlos juntos. La relación que tienen es tan buena, tan sincera, y hermosa.
Las personas más importantes para mi vida.
- ¿Le dijiste que hoy la va a buscar la abuela? -dijo él, y su mirada se dirigió a mi.
- Si, le dije -sonreí.
- ¿Vamos a desayunar, o a comer algo? Tengo hambre -dijo Paz, tocando su estómago.
Reí. - Dale, vamos.
Salimos del cuarto, y caminamos a la cocina. Ellos se sentaron en la mesa, y yo me puse a preparar el almuerzo.
Luego de almorzar, nos dirigimos al jardín. Paz sigue en la semana de adaptación, así que se quedaría dos horas pero a la salida vendría mi mamá porque nose a donde me quiere llevar Pedro. Si, otra sorpresa más.
Dejamos a Paz en el jardín, y comenzamos a caminar, él tomo de mi cintura y yo de la suya, parecíamos, va somos dos tontos enamorados.
- Te gusta dejarme con la duda ¿No?
- Me encanta -dijo, y me arrincono contra la puerta del auto.
- No Pedro, acá no.
- ¿Por? ¿No puedo besar a mi futura esposa? -dijo, mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro.
Me beso como si nada importara, como si solo estuviéramos nosotros dos en este mundo.
Coloque mi mano detrás de su cabeza, con ella lo despeine un poco. Él seguía con su mano en mi cintura.
Nuestros labios estaban unidos, hasta que nos separamos y susurre.
- Te amo esposo -reí.
- Te amo mucho más esposa -río, y nuestras bocas se volvieron a unir.

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